Mi amigo tiene problemas con el invierno y con el otoño. Le recetan cosas, y le apuntan con luces brillantes a la cara. Dicen que es algo genético, y que no podrá evitarlo. Que a veces se puede curar, pero que otras, naces con ello.
Mi amigo tiene un problema. Sufre convulsiones por las noches y le han dicho que no hay manera de curarlo. El tiempo le pasa factura, es algo previsible. Es una predisposición a ello que tiene en los genes.
He estado todo el día preguntándome que hay dentro de mí. ¿Quién tiene la culpa de ello? Y digo: Es algo que viene de familia. Ese apetito que me ha hecho recorrer grandes distancias, para abrir mis piernas a cualquiera que quisiera tenerme. Viene de familia.
Francamente, puedo superarlo. Haz lo que quieras, porque quien sabe si tendré bastante con ello.
Mi amiga está deprimida, hecha una ruina, un desastre.
Le han hecho todo tipo de pruebas, y creen que tiene algo que ver con la infección que la abuela del abuelo de su abuela cogió tirándose a los soldados de la Guerra Civil.
Mi amiga tiene enfermedades, raquitismo, alergias heredadas desde el siglo XVII.
De algún modo, se las apaña dentro de su propia miseria. Se desnuda en la ciudad, y comparte sus mejores secretos con…
…conmigo? Bueno, yo estoy bien. Quiero decir, en el infierno.Bueno, aún tengo salud. (Al menos, eso es lo que me dicen). Si ésto es estar bien, ¿como coño será estar como una puta cabra!? ¡Pero los negocios son los negocios! Y esos negocios son parte de la familia.
Las personas tendemos a hacernos daño a nosotros mismos. Es la maldad que corre por la sangre. Te lo cuento orque quiero que sepas que yo y mi familia somos gente maravillosa,
pero no te acerques demasiado, porque me quedo embarazada fácilmente.
María, ten piedad de mí. Mira lo que he hecho. Pero no me culpes, porque no puedo decir ni de donde vengo, y correr es algo que siempre se me ha dado bien, y la mayoría de las veces, no te sabría decir porqué corro.
Corro escapando de su lástima, de la responsabilidad, del país, de la ciudad.
Escapando de la justicia, de mí misma, de mi propia vida, por mis obligaciones.
Puedo escapar de todo ello, hasta que me ya no esté. Puedo huir de la oficina, de la causa. Puedo correr usando hasta el último gramo de energía que tengo. Pero no puedo escapar, no puedo, no puedo escapar de mi familia. Estan escondiendo dentro de mí cadáveres congelados. Ven, entra, si quieres, pero no se lo cuentes a mi familia. Nunca me han perdonado. Dirán que estoy loca. Pero es que dirían cualquier cosa, si con ello pudieran hacerme callar.