"Si me das lo que espero, te quiero; si no, no te quiero."
Porque en realidad no te quiero a ti, no quiero a tu ser, tal cual es.
Y por más que intente convencerme de que te quiero a ti, lo que quiero es lo que me ofreces, lo que me das, porque esto se adecúa a lo que yo deseo o a lo que estoy dispuesto a tener.
Porque en realidad no te quiero a ti, no quiero a tu ser, tal cual es.
Y por más que intente convencerme de que te quiero a ti, lo que quiero es lo que me ofreces, lo que me das, porque esto se adecúa a lo que yo deseo o a lo que estoy dispuesto a tener.
En el momento en el que desconfío
de nuestra relación, en el momento en el que soy consciente de la inseguridad
de la misma; todo se tambalea. Me doy cuenta de que la cosa no es tan idílica, pues la realidad ya no me parece fiel a
esa imagen que he formado en mi mente en la que quiero encorsetar nuestra relación.
Si encima descubro que te mueves
con libertad, que amas, y te entregas a otra persona; entonces me lo tomo como
un agravio y una falta de respeto hacia mi orgullo y mi dignidad. No te veo
como una persona diferente a mí, con su propia vida, su forma de ser y sus
cosas viviendo sus propias experiencias vitales; no me preocupo de por qué
haces eso, qué te lleva a esas experiencias o cómo te puede enriquecer el pasar
por ellas.
Y es que no te quería a ti, por ser lo que eres y lo que me has demostrado ser. Lo que quería, lo que amaba es lo que pensaba que eras y lo que tenía esperanzas de que fueras.
Y es que no te quería a ti, por ser lo que eres y lo que me has demostrado ser. Lo que quería, lo que amaba es lo que pensaba que eras y lo que tenía esperanzas de que fueras.
Y todo el tiempo me he estado
engañando a mí mismo pensando que te quería a ti. Y no. No te
amo como lo que eres, pues no te conozco. Amo lo que creo que eres, lo que
me parece que eres en un momento; pero cuando dejas de serlo mi amor se
desvanece.
¿Por qué se desvanece? ¿Por qué dejaré de quererte entonces?
¿Por qué se desvanece? ¿Por qué dejaré de quererte entonces?
Puede que todo el rato no estuviera
haciendo otra cosa que querer algo que no existía, algo que no estaba ahí. Un
ideal que sólo estaba en mi mente, cuando en realidad, tu eres un ser complejo
que no se ajusta a mis modelos y mis patrones, a lo que yo creo que es lo
correcto o lo adecuado.
Y dado que no te ajustas, no hay manera de que yo pueda amarte; porque no se puede confiar en ti, no me aportas seguridad; no encajas en todos esos moldes que necesito rellenar para sentir que tengo lo que a mí me satisface, lo que a mí me llena, lo que me aporta seguridad y lo que se supone que debe hacerme feliz.
Porque si no es así, no tendré de nuestra relación lo que en realidad busco; seguridad, sentirme especial y único, ser el centro de todos tus besos y caricias, que sólo yo sea tu objeto de amor y deseo. Como un niño pequeño que quiere ser el centro de atención. Eso es lo que espero; eso es lo que espera el ego. Ese que me domina, ese que me dice que en realidad tu amor hacia otra persona es algo negativo, un agravio a mi dignidad, ese que necesita de la exclusividad para sentirse amado, para sentirse válido.
Y es que cuando el ego tiene todo ese control, poco se puede hacer; el amor ya no es amor aunque insistamos en llamarlo así. Pues el amor no es fugaz, no depende de si mi ego se siente dolido o no, no depende de si me siento engañado o si está el otro dispuesto a darte lo que tu esperas. El amor no existe para satisfacer nuestras inseguridades.
Y dado que no te ajustas, no hay manera de que yo pueda amarte; porque no se puede confiar en ti, no me aportas seguridad; no encajas en todos esos moldes que necesito rellenar para sentir que tengo lo que a mí me satisface, lo que a mí me llena, lo que me aporta seguridad y lo que se supone que debe hacerme feliz.
Porque si no es así, no tendré de nuestra relación lo que en realidad busco; seguridad, sentirme especial y único, ser el centro de todos tus besos y caricias, que sólo yo sea tu objeto de amor y deseo. Como un niño pequeño que quiere ser el centro de atención. Eso es lo que espero; eso es lo que espera el ego. Ese que me domina, ese que me dice que en realidad tu amor hacia otra persona es algo negativo, un agravio a mi dignidad, ese que necesita de la exclusividad para sentirse amado, para sentirse válido.
Y es que cuando el ego tiene todo ese control, poco se puede hacer; el amor ya no es amor aunque insistamos en llamarlo así. Pues el amor no es fugaz, no depende de si mi ego se siente dolido o no, no depende de si me siento engañado o si está el otro dispuesto a darte lo que tu esperas. El amor no existe para satisfacer nuestras inseguridades.
Y tu podrás verlo como amor, podrá parecer precioso, perfecto, fantástico, un cuento de hadas idílico que nos han enseñado que tenemos que reproducir para estar completos y felices... pero si el "amor" se enfoca desde una base egoísta, lo último que deberíamos llamarle es amor. Y así estamos, y así nos va; llamando amor a lo que en realidad es inseguridad y miedo y sin tener ni puta idea de lo que el amor es en realidad.