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miércoles, 6 de agosto de 2014

Si... entonces te quiero si no, no.



"Si me das lo que espero, te quiero; si no, no te quiero."

Porque en realidad no te quiero a ti, no quiero a tu ser, tal cual es.
Y por más que intente convencerme de que te quiero a ti, lo que quiero es lo que me ofreces, lo que me das, porque esto se adecúa a lo que yo deseo o a lo que estoy dispuesto a tener.
En el momento en el que desconfío de nuestra relación, en el momento en el que soy consciente de la inseguridad de la misma; todo se tambalea. Me doy cuenta de que la cosa no es tan idílica, pues la realidad ya no me parece fiel a esa imagen que he formado en mi mente en la que quiero encorsetar nuestra relación.
Si encima descubro que te mueves con libertad, que amas, y te entregas a otra persona; entonces me lo tomo como un agravio y una falta de respeto hacia mi orgullo y mi dignidad. No te veo como una persona diferente a mí, con su propia vida, su forma de ser y sus cosas viviendo sus propias experiencias vitales; no me preocupo de por qué haces eso, qué te lleva a esas experiencias o cómo te puede enriquecer el pasar por ellas.

Y es que no te quería a ti, por ser lo que eres y lo que me has demostrado ser. Lo que quería, lo que amaba es lo que pensaba que eras y lo que tenía esperanzas de que fueras.
Y todo el tiempo me he estado engañando a mí mismo pensando que te quería a ti. Y no. No te amo como lo que eres, pues no te conozco. Amo lo que creo que eres, lo que me parece que eres en un momento; pero cuando dejas de serlo mi amor se desvanece.

¿Por qué se desvanece? ¿Por qué dejaré de quererte entonces?
Puede que todo el rato no estuviera haciendo otra cosa que querer algo que no existía, algo que no estaba ahí. Un ideal que sólo estaba en mi mente, cuando en realidad, tu eres un ser complejo que no se ajusta a mis modelos y mis patrones, a lo que yo creo que es lo correcto o lo adecuado.

Y dado que no te ajustas, no hay manera de que yo pueda amarte; porque no se puede confiar en ti, no me aportas seguridad; no encajas en todos esos moldes que necesito rellenar para sentir que tengo lo que a mí me satisface, lo que a mí me llena, lo que me aporta seguridad y lo que se supone que debe hacerme feliz.

Porque si no es así, no tendré de nuestra relación lo que en realidad busco; seguridad, sentirme especial y único, ser el centro de todos tus besos y caricias, que sólo yo sea tu objeto de amor y deseo. Como un niño pequeño que quiere ser el centro de atención. Eso es lo que espero; eso es lo que espera el ego. Ese que me domina, ese que me dice que en realidad tu amor hacia otra persona es algo negativo, un agravio a mi dignidad, ese que necesita de la exclusividad para sentirse amado, para sentirse válido.

Y es que cuando el ego tiene todo ese control, poco se puede hacer; el amor ya no es amor aunque insistamos en llamarlo así. Pues el amor no es fugaz, no depende de si mi ego se siente dolido o no, no depende de si me siento engañado o si está el otro dispuesto a darte lo que tu esperas. El amor no existe para satisfacer nuestras inseguridades.

Y tu podrás verlo como amor, podrá parecer precioso, perfecto, fantástico, un cuento de hadas idílico que nos han enseñado que tenemos que reproducir para estar completos y felices... pero si el "amor" se enfoca desde una base egoísta, lo último que deberíamos llamarle es amor. Y así estamos, y así nos va; llamando amor a lo que en realidad es inseguridad y miedo y sin tener ni puta idea de lo que el amor es en realidad.